Investigaciones recientes han revelado que al menos 50 productos químicos presentes en plásticos, cosméticos y alimentos son obesógenos, es decir, tienen la capacidad de facilitar el desarrollo de obesidad y diabetes tipo 2.
Contrariamente a la creencia común de que la obesidad está exclusivamente vinculada a malos hábitos alimenticios o falta de actividad física, estos compuestos químicos llamados «obesógenos» pueden jugar un papel significativo en el aumento de peso.
Según un estudio publicado en la revista científica Molecular Endocrinology, los obesógenos alteran la regulación del equilibrio energético del cuerpo, contribuyendo al incremento de la masa del tejido adiposo y el desarrollo de la obesidad. Estos compuestos pueden ingresar al cuerpo a través de la dieta, el contacto con productos contaminados o la inhalación de aire contaminado.
Entre los obesógenos identificados se encuentran el bisfenol A (BPA), presente en productos plásticos, así como parabenos, metales pesados como cadmio y arsénico, y diversos compuestos presentes en detergentes, cosméticos y alimentos envasados.
Los obesógenos provocan la acumulación de grasa en el organismo, especialmente en el hígado, y alteran hormonas como las sexuales y tiroideas, así como la microbiota intestinal, lo que puede facilitar el desarrollo de enfermedades como la diabetes tipo 2.
Aunque estos compuestos están presentes en muchos productos de consumo diario, hay medidas que pueden ayudar a reducir la exposición a ellos, como evitar fumar, reducir el consumo de alimentos envasados, evitar productos que contengan BPA o parabenos, disminuir el consumo de alimentos con pesticidas y reciclar utensilios para evitar la adquisición de productos que contengan estos químicos nocivos.
Es crucial aumentar la conciencia sobre la presencia y el impacto de los obesógenos en la salud humana y tomar medidas preventivas para reducir su exposición y proteger la salud a largo plazo.